Skip to main content

Mal momento para Grajeda

Ajusta Corte a la Judicatura

Es un honor estar con Obrador

El Saucito no, señor Duarte

Mal momento para el doctor Grajeda: dirigir el sector Salud es un honor para cualquier médico pero en estos momentos sobran asegunes e intermitentes luces rojas que hacen dudosa la tarea. Ávila deja una secretaría devastada, sin medicamentos, servicio pésimo, envuelta en un mar de intereses y sin opciones a recursos frescos que la rehabiliten.

¿Cómo habrán convencido al exrector? Vaya usted a saber, Grajeda no gusta de protagonismos ni le apasiona el servicio público; vive cómodamente de su profesión, ya que goza de respeto en el gremio y la mafia de la bata blanca lo ve con moderado aprecio. Hoy tendrá que lidiar con una dependencia en estado catatónico.

Pero tiene una ventaja: lo que haga, así permanezca de brazos cruzados, será mejor que el secretario anterior. Ernesto Ávila es la incompetencia personificada y además exhibió apetitos desordenados por el dinero, recuerde el bono navideño, las compras de medicinas con "los amigos" y las licitaciones sospechosas.

Suerte al secretario, necesitará más que eso para que su nuevo paciente recupere la salud, deteriorada desde los tiempos de César Duarte. Con Javier Corral entró en terapia intensiva y en la sala faltan los aparatos necesarios para estabilizarlo. Es lo que hay, doctor, pronto conocerá el expediente del moribundo, tómelo con calma, no vaya a entrar en pánico.

La Suprema Corte de Justicia envió otro saludo al Consejo local de la Judicatura, en lo que llaman el "engrose", una especie de puntualización sobre las sentencias pasadas.

La parte sustantiva del legajo vinculante e inapelable ordena que la integración del presupuesto y el manejo del mismo sean definidos por el Pleno de los magistrados, no por los consejeros de la Judicatura.

El asunto guarda importancia por la consejera incómoda, Luz Estela Castro, quien hizo hasta lo imposible para que la Judicatura, que se propuso controlar, se quedara con dicha facultad presupuestal. La Corte enmendó el entuerto. Consecuencia de los excesos, la señora quiere manejarlo todo.

Refrescante el estilo de Pablo Héctor Villalobos, presidente del Supremo Tribunal. Ayer rindió su informe de labores en la más absoluta austeridad, lejos de aquellos informes faraónicos implementados por Pablo Zapata, que concluían con un bacanal en la sede del mismo poder.

El dato del gasto habla por sí sólo: según datos internos Pablo Villalobos dispuso de 50 mil pesos para la realización del evento, poco comparado con los 200 mil del oscuro Jiménez Castro y una bicoca con los de Gabriel Sepúlveda y los presidentes de la era duartista, que por lo bajo tiraban más de un millón 200 mil pesos.

Son estilos, ojalá mantengan la tónica en todo lo referente a los compromisos administrativos del Tribunal, Chihuahua no está para los dispendios y excesos del pasado reciente.

Pésimo y desalentador mensaje enviaron al país los diputados de Morena, al protestar el cargo ayer en la mañana. El estribillo "es un honor estar con Obrador" es perfecto para expresiones solidarias en plazas y auditorios durante la campaña, no para himno del grupo parlamentario dominante durante la sesión formal donde instalaron la nueva Legislatura.

Están ofuscados con el triunfo y olvidan su calidad de representantes populares; su obligación de velar por los intereses del "pueblo", entendido éste como el conjunto de personas que viven en un país, y servir de contrapeso al poderoso Ejecutivo.

¿En acatamiento a qué realizarán su actividad legislativa como poder autónomo e independiente, si a coro se ponen a las ordenes del presidente a cuya administración deben fiscalizar por ley y contener en caso de que sus políticas vayan contra los interés nacionales?.

Su sometimiento público y eufórico al gran tlatoani es de vergüenza, los pone a nivel de lacayos -peor, ellos se colocan voluntarios en esa situación- pues López Obrador ha observado el tino de cuidar las formas y declarar, cuando se ha ofrecido, que propondrá éstas o aquellas iniciativas a discusión del Congreso. Jamás las da por hechas.

Las campañas quedaron atrás, Morena ha ganado todo y gobernará a sus anchas, esas expresiones delirantes no contribuyen al desarrollo democrático del país que han postulado durante décadas. Serénense, ni a su jefe político le sirven así, mañana el segundo estribillo sería "con obrador hasta la ignominia". Esa no es la regeneración que esperan los mexicanos.

El Saucito no, señor Duarte, para recuperarlo necesitará ganar el pleito de fondo a Javier Corral y para eso faltan muchas fojas por escribirse. Es el mensaje enviado al "as de oros" por un Tribunal Colegiado de Circuito, al negarle un amparo donde reclamaba la restitución del rancho en Balleza y la que fuera su casa en Parral, frente a la cual puso el grotesco "caballote", como lo llaman allá.

La mera solicitud de amparo es osada, no hay forma de que le restituyan las propiedades mientras está en fuga y los juicios abiertos, pero el intento se hizo. Peor era quedarse de brazos cruzados, habrán explicado sus abogados al llevarle la noticia.

Elba Esther Gordillo, Javier Duarte y Napoleón Gómez, éste último disfrutando de fuero constitucional, marcaron el caminito hacia la impunidad: la clave es el abogado del Toro. Liberó a la maestra, trajo del exilio a napito y está por sacar de prisión al Duarte jarocho ¿Qué esperan el Duarte norteño y la coneja para contratarlo?.

Fuentes Vélez prepara la primera carta para López Obrador: quiere 1,800 millones de pesos que le permitan cerrar el año. Seguro reclamarán los incumplimientos de Peña y cuanto agregado se les ocurra a fin de justificar la petición. Hacen bien, en las deprimidas finanzas estatales cualquier centavito extra que caiga en la caja es fundamental.

El Secretario de Hacienda, sin embargo, pudo ser discreto y guardarse para sí los buenos deseos, falta mucho para Navidad. Si la petición resulta sello, como sucedió el año pasado, dejaría expuesta la complicada relación de Corral con el nuevo presidente.

Corral cuenta los minutos para que se vaya Peña –lo ha confesado- y que López Obrador le salga con que tampoco hay dinero, sería para volverse loco. La discreción nunca está de más, especialmente en asuntos públicos de realización incierta.

  • Creado el
  • Visto: 621