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Amlo, Corral, Juárez y la paz

Distractores de la negligencia

Los buenos andantes

Cinco y Olivas, inocentes

Una ciudad desgobernada y manchada en sangre encontrará Andrés Manuel López Obrador, cuando llegue mañana a Ciudad Juárez para iniciar los foros de Paz, asunto prioritario en su agenda de gobierno.

“Desgobernada y manchada en sangre” podrían sonar a calificativos catastrofistas y mala onda; sin embargo corresponden a una realidad oprobiosa que hace de la mayor frontera del país una comunidad rehén de la violencia, aproximándose a los sangrientos años entre 2007 y 2010, los peores en la fallida guerra de Calderón contra el crimen.

Armando Cabada, presidente en funciones y candidato perdedor en la pasada elección no está invitado al Foro por impugnar la elección ganada por el morenista de reciente adquisición, Javier González Mocken, quien obviamente tampoco asistirá.

Hasta donde se supo el gobernador Corral también faltará, a pesar de recibir la invitación formal. En su lugar acudirá --trascendió en Palacio-- Víctor Quintana, desertor de Morena y por tanto incómodo al futuro presidente. ¿Intentos de congraciarse y reconstruir la relación perdida con el gran Tlatoani? Muy posible.

En cuanto a la ola de sangre ni quién pudiera negarla. El viernes pasado asesinaron a once jóvenes en una vivienda popular, presuntos adictos y puchadores, visitantes asiduos a la casa de seguridad donde ocurrieron los asesinatos. Todos con tiro de gracia.

Ese botón está engarzado en una seguidilla violenta en la que los muertos se cuentan por cientos. Tan sólo en Juárez superando los setecientos en lo que va del año y cada mes aumenta la escalofriante cifra, según reportes periódicos de la propia Fiscalía General.

Es una lástima que una comunidad tan industriosa y trabajadora como la juarense, vuelva a ser rehén, nuevamente, de los grupos criminales en pugna por el control de la plaza, o cualquier oscura intención que motive las muertes.

En ese entorno presidirá López Obrador el primer foro de paz. La expectativa de lo que diga y haga es alta. ¿Cómo enfrentar una crisis de seguridad donde han fracasado los últimos tres presidentes? Por el bien de Juárez y todo México, que sus planes tengan éxito.

En el entorno doméstico es patético lo que sucede con Javier Corral; su conducta es la de una persona desvinculada de la realidad. En ciudad Juárez asesinan a los once jóvenes y horas después el gobernador presume a sus gatos, destacando en redes: “Y Cali... esperándome en el escritorio; le encanta que le pida permiso para ponerme a trabajar!”.

La entidad en una feroz lucha entre grupos criminales y el señor gobernador esperando a que su gato “Cali” lo autorice a trabajar. Aceptando que tome el posteo como banalidad, ignora que se trata del gobernador de todos los chihuahuenses quien usa sus redes para festejar al minino, mientras guarda silencio ante la ola de crímenes, generando indignación y burla ciudadana: Cali ¿Empezamos a trabajar ya, al rato, lo dejamos para mañana o nos vamos al golf? Es lo que hay.

Cuando alcanzan altos niveles de poder, al paso del tiempo los gobernantes suelen perder el sentido común. Corral lo pierde cuando todavía no cumple dos años al frente del gobierno.

Alguien con los pies en la tierra debe decirle que sus posteos son desalentadores para la sociedad; que sus actos son observados por muchos y todos llevan un mensaje explícito. En el caso de los gatos ese mensaje es pésimo.

Los distractores negligentes no están sólo en sus mimadas mascotas o el golf: también se distrae en disputas mediáticas de partido e incursiones periódicas en la política nacional, desatendiendo los asuntos locales de gobernanza.

La más reciente es defender a un dinosaurio impresentable al que López Obrador entregará la dirección general de CFE. Una seguidilla de criticas recibió el futuro presidente por el nombramiento y Corral sale en su defensa, porque Bartlett ya es bueno.

Así lo declaro: “Sería un hipócrita y mal agradecido si no manifestara mi agradecimiento. Desde que se hizo bueno, está cerca. Acuño la frase que él mismo dijo cuando nos cuestionaron hace algunos años en la universidad, en Monterrey. Le cuestionaron la caída del sistema a Manuel y él respondió que ya se hizo bueno. Y yo respondí que ando con él desde que se hizo bueno”.

Son los buenos andantes, cuando el fraude contra Cuauhtémoc Cárdenas y Maquío, en el 88, Bartlett era malo; hoy que “andan juntos” es bueno. El dinosaurio está doblemente exonerado; primero por AMLO y ahora por Corral. Son los buenos andantes.

Su intención es obvia, congraciarse con López Obrador a través de este siniestro personaje, pues en la declaración también envía disfrazados guiños de coquetería al virtual presidente electo.

Tratar de quedar bien con el gran Tlatoani es inteligente, pero la litiga en el peor de los momentos, cuando la entidad está en una guerra en la que parece no estar interesado. Porque no situarse en los foros de paz que arrancan mañana y ofrecer todo el respaldo del Estado en esa campaña, por ejemplo.

Está negado a la sangrienta realidad que mancha su quinquenio. Contra Duarte y su pandilla, todo; en la promoción de sus mascotas, todo; en la política interna del PAN y la grilla nacional, todo. A favor de la paz en Chihuahua nada. Un mínimo, así, mínimo de sentido común y compromiso con Chihuahua, por favor.

A menos que tengan un as bajo la manga, la incursión de Juan Cinco y Luis Raúl Olivas, pretendiendo la Auditoria Superior del Estado, pinta para una inocentada mayúscula. Toda su vida abrevando en el sistema y no entienden.

Esa oficina está reservada para Héctor Acosta, un profesionista con amplísimas credenciales, panista de formación aunque sin estar afiliado al partido y cercano a Javier Corral.

Si el gobernador decide cambiar al "Oso" Valenzuela, no entregará la oficina de auditoria más importante del estado a un priista. ¿O es que piensa que Acosta Félix renunciaría a la comisión de hidrocarburos, un cargo elegido por el senado, cuya función es definir la política del país en esa materia, para regresar a Chihuahua?

Si Héctor se apuntó es por que viene para quedarse, lo que también debería tomar en cuenta el buen Oso Valenzuela, quien reconoció en público que llegó a la Auditoria por recomendación de Fuentes Vélez, el primer sujeto auditable.

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